Capitulo 7
Ludwig, después de separarse de Vash a la salida de aquella oficina, comenzaba a considerar realmente el hecho de tomarse el día libre, por el momento no quería saber qué es lo que el angel tenía que decir y es que por el momento sabía que no era algo bueno.
No estaba siendo pesimista, estaba siendo realista, el gran número de demonios que había atacado ese último tiempo, la aparición sorpresiva de Antonio por razones desconocidas, no eran una muy buena señal.
Y debido a lo mismo, había algo que tenía que hacer antes de tomarse su merecido “día libre”
El Aleman tomo el ascensor y se dirigió a la habitación donde se encontraba hospitalizado Arthur. El pasillo de un blanco hospitalario dejaba escuchar unos extraños murmullos.
Fue sorpresiva la impresión de Ludwig, ¿Murmullos de gente? Por lo general en ese piso solo se encontraban los pacientes graves, y uno que otro médico de turno, por lo general Rode y alguna enfermera.
Pero aquellos sonidos eran de voces graves, y con tonos autoritarios, además de que no eran solo de una persona…
El Alemán se apuró y se encontró con la puerta de la habitación de Arthur semi abierta y antes de que este pudiera sostener la manija, la puerta se abrió con un movimiento apresurado, dejando a la vista a 3 hombre, de estatura alta y de miradas penetrantes, de trajes de satén caros y con maletines en sus brazos.
Reconocía una de sus caras. El rubio trago saliva.
Seguido de aquella impresión, el Alemán dio unos pasos atrás para dejar pasar a los hombres.
-Eh.. Bu- Buen Día Señor… Eh, se puede saber por qué…?
El hombre al cual el rubio saludaba con cierta extrañeza era el más alto de los 3, y sus grandes ojos negros dejaban ver una mirada formal y algo apartada.
Aquel hombre, era el administrador de las instalaciones de Axis en Estados Unidos.
- Ludwig- pronunció el hombre en forma de presentación– Ellos son parte de los representantes de la reunión de mañana – el hombre levantó el brazo en ademan de que el rubio los saludara.
Este, algo extrañado extendió el brazo y los saludo para luego agregar con rapidez.
-¿Reunión? No tenemos información de ninguna reunión fijada… De hecho, es bastante sorpresivo encontrarlo aquí…
-No, la reunión fue decidida el día de ayer, Debido a los extraños sucesos que han sucedido…
El hombre desvió la mirada a la habitación donde ahora se encontraba Arthur
- Tuvimos un largo viaje desde Estados Unidos, y decidimos no dar aviso de nuestra visita, para no generar problemas.
“Los están haciendo igual” pensó el rubio algo dudoso por la “extraña visita”
- Llegamos, y nos avisaron que Vash estaba ocupado, con la chica. Es muy importante la comunicación con ella… así que decidimos que era mejor pasar sin avisar.
Ludwig suspiro, pedirle explicaciones a gente corrupta no serviría de nada. Este asintió simplemente y luego fijó su mirada en la habitación donde Arthur se encontraba con los ojos entre abiertos.
El mayor de los hombres se aventuró a hablar nuevamente.
-Le pedimos a un médico que lo despertara… Necesitábamos hacer un par de preguntas.
El rubio no respondió ni asintió. ¿Fijar una reunión sin avisar? ¿Llegar a Axis sin informar de su presencia? Y ¿Despertar a un funcionario para hacerle preguntas sin consentimiento de nadie? Aquello estaba demasiado inaudito como para que unas excusas como esas le bajaran el perfil a la situación.
Pero definitivamente, ahora más que nunca necesitaba hablar con Arthur. Después se centraría en averiguar que querían ellos.
-Está bien Señor, debo suponer que están muy cansados por el viaje… Así que déjenme llamar a un transporte que los lleve al hotel donde se están hospedando.
-Oh, Muchas gracias Ludwig
El Alemán hizo un llamado corto con su celular y asintió.
-Los están esperando abajo. Gracias por su visita- finalizó haciendo una pequeña reverencia con la cabeza, mientras los hombres se alejaban y tomaban el ascensor.
“Si viajaron de Estados Unidos a Japón, es que algo está pasando…”
Ludwig se quedó un momento pensativo y luego volvió en sí.
Se adentro a la habitación donde con sus ojos entre-abiertos se hallaba recostado en la cama, un molesto ingles.
-¿Quien mierda invito a esa escoria…?- cuestionó sin chistar el joven de ojos verdes sin desviar la mirada del techo
-Créeme que esta vez no tengo idea, Siento que te hallan despertado Arthur… - Ludwig tomó una banca y se sentó al lado de la cama
- Na, fue una pérdida de tiempo, no le dije nada.
El Alemán sonrió ante lo dicho por el Ingles, ¿Qué esperaban? ¿Realmente creían que Arthur Kirkland, haría lo que ellos le piden?
Con suerte obedecía órdenes de su propia institución, he iba a responderles a empresarios Estadounidenses, tomando en cuenta que ODIABA el tan solo escuchar el acento americano.
Meterse con él era algo complicado.
-De acuerdo Arthur, No es que justifique el que los hayas tratado de mal modo, pero por el momento me alegro.
Arthur sonrió asumiendo que realmente a Ludwig no le importaban en lo absoluto esos hombres pero si era gente de cuidado. Claro, debían rendirle cierta información sin derecho a reclamos, y aquello ya era mucha “falsa confianza”.
-Vash estaba ocupado… La princesa vio algo… o no?
Ludwig ladeo la mirada sin mirar por completo a Arthur y asintió
El Ingles tenía un profundo lazo con la muchacha. Por lo mismo el y muchos funcionarios de Axis se referían a ella como “Princesa”. Ella, siempre preocupada por la salud de todas las personas que luchaban por su causa. Por lo mismo Arthur se preocupaba cuando se trataba de ella.
-Creo que es respecto a la aparición de Antonio – El Aleman carraspeo- ¿El demonio te dijo algo?
Los ojos verdes se deslizaron hasta contemplar sus manos.
-No…pero tengo la impresión de que buscaba algo.
-¿Algo como qué? – cuestionó Ludwig con premura
Arthur negó con la cabeza.
-No lo sé…
-De acuerdo
Ludwig miro el reloj de la pared. Se hacía tarde.
Este se puso de pie, mientras el ingles lo seguía con la mirada.
-Adónde vas?
- Dormir Arthur. La gente normal necesita dormir para funcionar.
-¿Me lo dices a mi? Sus sedantes me han hecho perder la noción del tiempo. Apela en la reunión por mi causa… por favor.
Ludwig se dio vuelta y miró el rostro Ingles que en nada dejaba exponer un carácter suplicante.
- Si apelo a que te quiten los sedantes, me llamaran en dos días de que estas desangrándote en la calle – El Alemán frunció el ceño como si hubiera recordado un millón de situaciones discutibles- ¿Sabes todos los problemas que tuve que afrontar a causa de la última pelea?.
Arthur no respondió, parecía bastante ofendido con el primer comentario de su colega.
-Entonces puedes irte. Si no eres parte de MIS soluciones eres parte de MIS problemas.
- No jodas Kirkland, mañana vendré después de la reunión. Quizás haya alguna buena noticia para ti.
Diciendo eso, salió de la habitación dejándose escuchar un par de insultos al puro estilo británico.
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La habitación grande, fría y oscura.
El silencio débilmente contrastado con el sonido de los sollozos de un joven. Este sacándose sus lentes, secó las finas lágrimas que caían por sus mejillas con la gruesa manga de su chaleco.
Llevaba un buen rato en eso cuando sintió el sonido lejano de una puerta abrirse y con cierta impotencia se puso de pie y salió de su ahora oscura habitación.
Corrió por los largos pasillos de su hogar hasta encontrarse en el salón de entrada, donde sus padres sostenían unas grandes maletas.
-¡No! ¡No pueden hacerme esto! ¡Ustedes prometieron que me llevarían! – el muchacho bajo el rostro y aquellas lagrimas se deslizaban desplomándose como una ligera lluvia la suelo – No pueden… dejarme aquí de nuevo…
Su madre soltó la maleta y aproximándose a su hijo sostuvo con delicadeza su rostro para que este le mirara
-Alfred… Comprende, no podemos llevarte. Tu Padre y yo vamos a una conferencia a Japón. Te prometo que cuando volvamos haremos un viaje todos juntos- finalizó sonriendo
El muchacho hizo un movimiento firme apartando las manos de su madre.
-¡No les creo! Lo mismo dijeron la última vez… Y lo hacen de nuevo… De nuevo me dejan.
-Querida, el avión sale en 1 hora, vamos.
La mama se puso de pie y miró por última vez al muchacho
-Te amo hijo, por favor perdónanos.
- ¡NO LOS PERDONO! – grito el joven
Pero la madre ya había salido y solo permanecía ahí La imagen fría del muchacho mientras las lágrimas seguían derramándose por sus ahora rosadas mejillas
-No llore Joven Alfred, sea fuerte… - Murmuró el Mayordomo acercándose y poniendo una mano en su hombro.
El muchacho lo rechazó y corrió a su habitación lanzándose sobre su cama.
Sentía rabia, pena y una enorme impotencia. Quizás por lo mismo era imposible que se diera cuenta en aquel momento de que a pesar de la oscuridad en su habitación, había unos enormes ojos rojos observándolo.
Este ser, delineando una tenue sonrisa, saco su móvil y marco un número. Seguido de ello, lanzo una risita
- Creo que encontré lo que estabas buscando Ivan –un murmullo se deslizó de los labios del demonio apoyado en un árbol, observando por la ventana al muchacho. –
-¿Y los demás?... –cuestionó la voz al otro lado del teléfono
-digamos que podríamos matar 2 pájaros de un tiro.- Diciendo eso, su mirada siguió con curiosidad el auto que ahora se adentraba en las calles de Nueva york.
-Me parece perfecto…
Pucha, me dió penita Alfred u.u -xd-
ResponderEliminarTengo curiosidad por saber quién es el chico de los ojos rojos :O tengo mis sospechas, pero... esperaré C; ♥
omg ya era hora (?)
ResponderEliminarQue emocion, me volvere adicta a los fics otra vez x3!
Espero que subas más x3!!!
weeeeeee, pobre alfred
ResponderEliminar"No jodas Kirkland" la mejor frase!!!! xD
wn, que cuatica la foto de rusia, la embarraste xD