miércoles, 6 de abril de 2011

Reinless


Notas de la autora: Aqui les va una nueva produccion. Su nombre es Reinless (Sin control o sin riendas) Es un fic de hetalia, no quiero adelantarles mucho pero las cosas principales es que es un proyecto largo, yaoi y tendrá muchas sorpresas (: No les adelanto más


Capítulo I



La tarde se había tornado de un rojo nuboso y algo frío, sin embargo era una tonalidad perfecta para acompañar los últimos rayos de sol con una buena taza de té.

Unos bellos ojos verdes se reflejaban en el claro líquido que había en su taza, sosteniéndola con fina delicadeza la acercó a sus labios para así beber el último sorbo.

-Bloody hell…- El incomodo sonido de su móvil interrumpió lo que pudo ser un agradable atardecer

Acercó su mano al telefono y contestó sin mucho ánimo

-Arthur…,- La voz al otro lado parecía cortante y seria. Solo con aquel gesto supo de inmediato de quién se trataba.

-Que quieres Ludwig,- Kirkland dejó la taza sobre la mesa a la espera que su interlocutor decidiera responderle.

Esperaría órdenes, claro, pero estaba casi seguro de lo que tendría que hacer.

-Un viejo amigo tuyo está haciendo desmanes en el centro de la ciudad.

 El termino "Un viejo amigo tuyo" era algo muy ambiguo como para darle impresiones necesarias. Arthur fijó su mirada en la venta. Ya había oscurecido y al parecer esa sería una noche muy larga.

-¿Quién?,- murmuró con desgano

-Antonio…

El Alemán no alcanzó a terminar cuando Arthur  ya había cortado el móvil.

Este se dirigió con apuro a su habitación en busca de lo necesario.

Un par de pistolas se encontraban en su escritorio y en la orilla de su cama había una especie de maleta, la abrió y de ella sacó una pequeña y extraña daga.

Cargó sus armas en cosa de pocos minutos y luego las guardó estratégicamente entre sus ropas. Finalmente abrochó el último botón negro de su terno nuevo y salió

__.__

-¿Porqué llamaste a Arthur?,- El suizo caminó hasta quedar en frente del escritorio de Lud.

Ambas miradas cerias se encontraron

-Él y Antonio tienen su historia…

El Alemán después de pronunciar aquella frase y de analizar la evidente molestia de Vash notó el posible error que había cometido, la verdad, si lo pensaba bien, no había sido muy buena idea aquella de llamar al Británico, pero aquella decisión en ese momento, era incorregible, arrepentirse no servía de mucho.

-¿Juntarlos a ellos dos en el centro de la ciudad? ¿¡Estás loco!?. Si querías problemas créeme que te los estas ganando,- interpuso el suizo molesto.

-No te preocupes, tengo seguridad en Arthur, solo esperemos…

Diciendo eso, dio a entender que no seguiría discutiendo el tema y que sólo rogaría a Dios, el
convencerse de lo que acababa  de decir.

__.__

Ya era de noche. La luz del fuego dibujaba finas figuras sobre el verde pavimento

Un auto se hallaba volcado al lado de una gasolinera en llamas. Todo el rastro posible de gente había desaparecido y en el suelo no había más que dos cuerpos cubiertos de sangre.

-Me encanta,- murmuro sonriente un español mirando sus dedos bañados en aquél líquido carmesí.

Su mirada parecía hipnotizada por el brillo reflejado en sus manos.

-¿Es posible que los seres como tú no se cansen de hacer estupideces?,- Arthur caminó sacando el arma que llevaba el costado de su chaqueta.

Una sonrisa se dibujó en los labios del español, quién se hallaba junto a los dos cuerpos sin vida.

-Oh, Arthur, mírate cómo has crecido- Antonio bajó sus manos y casi con un tono de extrema confianza se arriesgo a acercarse al rubio

-Si pareciera que fue ayer cuando te di tu primera paliza,- esta vez cerca revolvió los cabellos del inglés quién como reflejo levantó el arma apuntando directo en la frente de su oponente.

-Hey, no te hagas el gracioso conmigo, mounstro,- Arthur puso el dedo en el gatillo,- vuelve al infierno de donde te escapaste.

Y con aquella frase le dio fin a la conversación con la presión automática del gatillo. Seguidamente bajó el arma y dio unos saltos hacia atrás.

El humo se expandió por unos segundos y de pronto dejó ver la silueta del ser al cual acababa de atacar.

-Maldición Arthur, que mala educación tienes, yo que te veía una persona con costumbres tan victorianas.

El rubio levantó la vista y frente a él estaba aquel extraño ser.

El humo se disipo por completo dejando a la vista la real forma de su oponente.

No era muy distinto a una persona normal, lo que lo diferenciaba del resto eran los pequeños cuernos rojos que sobresalían de su cabeza y una larga cola del mismo color que al final terminaba con una pequeña punta en forma de flecha.

El era un demonio.

-Que, ¿te impresiona ver mi forma real?,- Antonio estiró su brazo el cual al instante dejó ver unas enormes garras de un color rojizo,- No es como si no lo hubieras visto antes, pero si quieres disfrútalo porque será la última vez.

El rubio sintió de pronto una sensación fría en su brazo izquierdo. Y al mirar al frente se encontró con la horrible premisa que habia perdido de vista a su oponente, bajó el rostro y esta vez quiado sólo por  el rumor de un leve silbido  se alejó, conocía ese sonido, esos movimientos rápidos precisos, cortantes. Sus ojos no podían seguir a aquel ser de extraordinaria velocidad.

Por el momento alejarse era la unica opcion, presionó su brazo y con gran velocidad se delizó hasta encontrarse detrás del auto que se hallaba volcado, mientras sentía la demoniaca risa de su oponente acecharlo.

-No me digas que huiras tan pronto humano bastardo!,- se rió el español.

Arthur separó la tela de su brazo dejando escapar un gemido, la velocidad de aquel mounstro no le había permitido bloquear su ataque, este le había propinado un corte en su brazo casi a la altura de su hombro, su ropa se estaba comenzando a teñir de rojo y el dolor comenzaba a aflorar en su cuerpo.

-Maldición, mi terno nuevo.

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Ok, los dejo hasta acá! Gracias por leer (:
Correciones otro dia xd los amo <3





 

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