martes, 26 de abril de 2011

Reinless

Notas de la autora: Me quedó corto este cap, pero el siguiente será más largo. Eso... gracias por leer <3

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En el capitulo anterior...

-Voy a matarte Kirkland…

-No, no lo harás.

Esa voz…

Arthur con la poca conciencia que le quedaba desvió el rostro hacia la voz que había reconocido.

-Tú

Capitulo 3



-Lu…Ludwig…

Parecía una ilusión. A unos metros, delante de un auto negro se encontraba Ludwig sosteniendo un arma, la cual apuntaba directamente al Español.

-Has causado desmanes y la muerte de dos civiles inocentes, tengo pruebas suficientes para eliminarte en este momento.

-hahaha

La voluntad del español no se había quebrantado, lo dominaba una rabia animal, una capaz de (a pesar de las graves heridas que lo aquejaban) causarles graves daños a la vida de ambos repugnantes seres que se hallaban frente a él.

“No”

Se detuvo en seco

“No, Spain… regresa”

-¿Ro- romano?

Aquel paso decisivo flaqueó. No podía arriesgarse a morir, ni a quedar incapacitado por largo tiempo. Debía proteger algo, debía proteger a “alguien”.

No podía traicionarlo.

“Vuelve a salvo idiota”

-No te muevas – Ordeno con rapidez el alemán acercándose lentamente al Ingles.

-Lo siento, esto se ha vuelto un poco complicado, no tengo ganas de seguir desgastándome.

Antonio se movió sin tomar en cuenta el arma que lo apuntaba

-Pero no se preocupen, volveré, no solo yo…- una sonrisa cómplice se dibujo en los labios españoles-  no te perdonaré lo que me has hecho Kirkland…

Y en sólo un pestañeo el castaño desapareció del lugar.
-¡Ah!

Arthur hizo un movimiento tratando de incorporarse pero rápidamente la acción fue detenida por el Alemán

-No te muevas, la ambulancia viene en camino.

-Déjame… morir acá –El ingles entrecerró los ojos y presiono intentando ahogar el dolor que afloraba en su pecho.

-No, tienes muchas cosas por hacer, aun no puedes morir.

Frio, triste, hasta descarado, pero era la verdad, no tenía otra excusa para mantener vivo al Ingles. Y él lo sabía muy bien

Ludwig desvió el rostro a la espera de ver llegar la ambulancia.

-Bloddy hell…

_._

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¡An-antonio! – Un joven de cabellos castaños recibió con sus brazos al español que tambaleaba entrando a un gran comedor


-Lo, lovi…

El mayor sonrió y sintió un profundo alivio al ver al muchacho frente a él. Iba a acercarse más pero el temblor involuntario de sus pies lo hizo caer en falso y quedarse en sus rodillas.

-Eres un idiota, te odio, te odio, ¡te odio!

El joven comenzó a zamarrearlo sin importarle en el grave estado que se encontraba su compañero.

-Me- me duele Lovi, no, no lo hagas- se quejo Antonio haciendo un puchero.

El susodicho se detuvo y contempló con asombro la herida en el pecho del mayor.

-Como… ¿Cómo te hiciste esto?

-La verdad, no entiendo muy bien – Antonio pudo divisar la preocupación en los ojos del menor- Pero no te preocupes, aunque mi regeneración actúa lento, en un par de horas estaré de maravilla – le aclaro sonriendo.

-Mentiroso – El menor frunció el seño y cruzo los brazos

-Eres tan lindo cuando estas preocupado Lovi! – El español sin poder contenerse abrazo al joven incluso ignorando la herida que ahora le aquejaba

-¡Sue- suéltame enfermo!, ¡Nunca dije estar preocupado!


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A que no se esperaban esto xd jaja, le tengo otro papel al heroe :D Y los demas personajes apareceran muy pronto :D

Aqui les dejo, actualizaré lo más pronto posible xd

Bye!




martes, 19 de abril de 2011

Reinless

Notas de la autora: Ok, todo esto es culpa de mi no-inspiración )=, al menos de este fic tengo hartos capitulos hechos, pero cuando pierdo la inspiración, nisiquiera me dan ganas de meterme a blogger u.u. Bueno, los primeros capitulos son introductorios, harta sangre, historia y poco amooour, pero despues se viene lo bueno 1313
Okis, antes de empezar quiero dedicarle este cap a mis best Walamas *o* pk gracias a nuestro roleo en clases de Hetalia se me ocurrió esta enfermedad de fic :B
Bueno, no aburro más, aqui va el cap xd

Capitulo 2





~ En el Capitulo anterior~

-No me digas que huiras tan pronto maldito humano!,- se rió el español.

Arthur presionó su brazo dejando escapar un gemido, la velocidad de aquel mounstro no le había permitido bloquear su ataque, este le había propinado un corte en su brazo casi a la altura de su hombro, su ropa se estaba comenzando a teñir de rojo y el dolor comenzaba a aflorar en su cuerpo.

-Maldición, mi terno nuevo.

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Se apoyó en el frio metal del auto y echó la cabeza hacia atrás, necesitaba una idea rápido. Lo admitía, había perdido la práctica después de tanto tiempo sin relacionarse con demonios como él, se había confiado de su velocidad y rápidos ataques olvidando que aquellos seres poseen cualidades sobre-humanas.

Ignoraba las razones por las cuales Antonio andaba paseándose por la ciudad y aquella seria información de la cual tendría que valerse si quería seguir con vida. Lo único claro era que definitivamente algo extraño estaba sucediendo

Arthur suspiró y recordó las tediosas clases que había tenido de Ludwig hace muchísimos años atrás…

~Flash-back~


“La rama de demonios está dividida en función de su fuerza y siglos con vida. Normalmente tu trabajo de exterminio debería basarse en deshacerte de aquellos que llevan poco tiempo como demonios y que a pesar de tener una fuerza mutante y sobrehumana son tontos y fáciles de eliminar.

-Pe-pero Antonio…

-No – le interrumpió el Aleman cerio -, Antonio  es un caso distinto…

Además de los demonios antes nombrados, existe otra pequeña pero importante rama de demonios “un poquito”  más complicados, estos son, aquellos que, llevan un siglo o más con vida.

Al igual que los humanos, los demonios tienen la capacidad de evolucionar y adaptarse a su entorno, y por desgracia lo hacen muy rápido.

Después del periodo de “fuerza-estupidez” estos comienzan a aprender, para subsistir, comienzan a pensar y organizar, volviéndose más difíciles de eliminar…”

~Fin Flash-back~

El ingles después de recuperar aquella información de su mente, no pudo evitar recordar la primera vez que se topó con Antonio, en una callejuela oscura en las calles de Londres, la imagen de aquel extraño demonio transformando a una joven en uno de ellos, lo impactó de manera impresionante.

No es que no lo supiera, le habían hablado antes de aquellos demonios “superiores” que habían adquirido la capacidad de transformar a personas en uno de los suyos, pero era infinitamente distinto el tener aquella escena en primera fila.

 El rubio recordó aquella batalla y más que la batalla se le hizo presente el dolor, la sangre y la demoniaca risa del Español.

Después de eso su memoria se ve influida por un sinfín de batallas en las que estuvo a punto de matarlo y otras en las que al contrario, Antonio casi lo manda al infierno.

Ahora bien, si volvía al presente, habían pasado casi 5 años desde la última vez que luchó con él.

Los suficiente (creía el) como para perder por completo la práctica y hallarse (prueba viviente de ello) en desventaja en aquel momento.

-Me encanta el olor de tu sangre,- el susurro de su oponente de pronto estaba horriblemente cerca.

 El Ingles, giró su cabeza y de pronto sus ojos estaban a escasa distancia de los orbes españoles. Sintió una presión en su corazón cuando una mano juguetona se posó en su mejilla.

-Voy a matarte Kirkland y ¿Sabes por que?

Los ojos del rubio permanecían aún fijos en la horrible cercanía de su oponente.

-Por que tú y tu especie son basura.

La voz del castaño tenía un tono vacilante.

-¿Solo… volviste a eso? – se arriesgó a cuestionar sabiendo  de principio que no se encontraba en posición de hacer ninguna clase de pregunta.

Una sonrisa se dibujó en los labios españoles.

-No, no eres tan importante Arthur, de hecho fue una gran sorpresa encontrarte aquí

El agarre de Antonio disminuyó

- Y entonces a… que volviste…? – Un mareo se escondió en los ojos verdes del Ingles. La pérdida de sangre y la clara adrenalina de tener a un demonio a punto de asesinarlo le había provocado un mareo. Y con ellos, quizás la excitante idea de algo que ahora, casi a punto del final tenía un poco de sentido.

- ¿Sabes?, voy a decírtelo…


¿Estaba escuchando bien? ¿Antonio iba a darle esa clase de información?

Bueno, aquella seguridad en que iba a matarlo podía servirle de algo.

-Pero primero…

La risa de Antonio se mezcló con el ahogado grito del Ingles cuando enterró su mano (que ahora se había convertido en una especie de garra afilada) en todo lo que era su costilla izquierda.

El dolor, punzante, como mil espinas en su cerebro.

No podía hablar, no se podía mover, no podía pensar. No en algo que no fuera el caótico dolor.

Su mirada se nubló y el aire parecía abandonarlo.

-Voy a dejar que te desangres y ruegues un rato.

Antonio retiró sin ningún cuidado su brazo y con el dejó escapar de aquella herida borbotones de sangre que corrían sin detenerse. Tragó saliva y se comenzó a alejar pero unas manos temblorosas, casi sin fuerza se posaron en sus hombros y lo acercaron a aquella herida expuesta, a aquel mar de sangre pura


~Flash-back~


“ ¿Si los demonios beben sangre… significa que son como una especie de vampiros?

Se acentuaba la duda en el rostro del Ingles

-No Arthur, ellos no beben sangre por necesidad, no es algo vital para ellos. Podríamos decir que lo hacen “por placer”, sienten una gran atracción por ella, incluso los demonios más experimentados pueden perder el control un momento si hay cerca sangre humana  fresca”


~ Fin flash-back~

El castaño esta vez con su rostro a centímetros de la herida que había provocado en el rubio, entrecerró los ojos y comenzó a oler el devastador olor de aquel liquido vital.

5 segundos

Arthur intentó reordenar sus ideas dentro del agónico dolor que lo embargaba por completo. 5 segundos, a juzgar por la atención que había perdido del español, no tenía más de 5 segundos para hacer un movimiento y que este no fuera esquivado por su ahora despreocupado oponente.

Una mano del castaño se deslizó hasta la herida y comenzó a retener la sangre que corría y que ahora se envolvía en sus dedos.

-Maravi…lloso…

Y Arthur partió con la cuenta

Uno…

Su mano se fijó en una parte de su terno y con un movimiento rápido retiró una daga sin filo

Dos…

La sostuvo y su mano libre hizo presión en el pecho Español haciendo que este abriera un hueco entre ambos cuerpos

Tres…

Deslizó su brazo y con él la daga que ahora apuntaba al pecho desnudo de su oponente

Cuatro…

Posó su mano libre en la espalda española y con el poco aire que acumulaba en sus pulmones acercó sus labios a su oído

Cinco…

- Púdrete bastardo

Y con rapidez hizo presión provocando que la daga sin filo se enterrara en la piel del demonio y comenzara a salir vapor de su pecho.

¡Ah! – Un grito se escapo de los labios de Antonio quién se hizo hacia atrás e intentó retirar el arma, pero esta al momento en que el la tocó rechazó su mano quemándola en el acto

-Que- que es esto? –cuestionó furiosos el demonio viendo como la daga desprendía una luz blanca y pura.

La agitada respiración de Arthur le prohibió hacer alguna clase de aclaración pertinente. Aunque a esas alturas no era algo que le preocupara mayormente.

-¿Cre… creías… que moriría… tan fácil…?

Quizás, si moría ahí, no sería tan patético, el saber que el maldito demonio con el que había perdido su tiempo tantos años también estaba en iguales condiciones lo hacía sentir un poco mejor.

De todos modos, desde el momento en que acepto ese “trabajo” o más bien esa lucha, ese secreto el cual todos los transeúntes ignoraban olímpicamente, lo hizo sabiendo de antemano que un final así era lo mejor que podía esperar. De hecho el saber que había vivido y tendría una muerte tan gloriosa lo hacía sentir un héroe para futuras generaciones (claro, generaciones que estuvieran al tanto de aquella intima y apocalíptica realidad)

Y era patético el ignorar cualquier razón para quedarse. No había alguien, no había nadie lo suficientemente importante como para considerar la idea de seguir con vida.

No, dolía demasiado

-¡Ah!

Antonio apretó sus puños y reuniendo todas sus fuerzas intentó nuevamente retirar la daga de su pecho.

Con ambas manos tomó el mango, el cual al igual que la primera vez lo rechazó y comenzó a quemar sus manos.

-Mi-mierda…

Aún así, el español no detuvo la labor, a pesar del dolor y de la rápida desintegración de sus manos terminó finalmente retirando el arma arrojándola finalmente al piso.

-Voy a matarte Kirkland…

-No, no lo harás...

Esa voz…

Arthur con la poca conciencia que le quedaba desvió el rostro hacia la voz que había reconocido.


-Tu...

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Bien, intentaré actualizar prontito, se vienen más personajes, más historias y más locuras :3


Ciaossu~

lunes, 11 de abril de 2011

Corazón Coraza

Notas de la autora: Lo admito me perdí unos días. Es que tuve como una crisis y no me salía nada y asd D:
Bueno, pero la supere xD y aquí estoy. 


Capitulo 10




“Por que tu boca es sangre y tienes frio
Tengo que amarte amor, tengo que amarte”


“Jodete y déjame en paz”

Squalo se encontraba acurrucado en el sillón del gran comedor Varia y una gruesa manta de color marrón le envolvía el cuerpo

No es que le gustara estar ahí, pero prefería eso que encontrarse en su cama con aquel espécimen.

-¿Squ-chan… aun sigues peleado con el jefe? – Lussuria se apoyo en el mueble preocupado.

-No te interesa – El albino entrecerró los ojos sin ánimos.

-¡Si quieres puedes venir a dormir conmigo Squ-chan! – el guardián del sol le hablo con la voz en alto.

-¡No! ¡Déjame en paz!

Lussuria bufo y después de reprocharle un rato se retiro dejando al espadachín solo en aquel gran salón.

Las manos heladas del albino se deslizaron a su labio inferior, específicamente en una pequeña herida a causa de una mordida.

“Lo odio”

Curvo sus labios y se acurruco un poco más en aquel sillón.

Le dolía, pero aquel dolor no se situaba en sus labios ni en sus manos. Había algo que dolía inmensamente… en su pecho.

“-Si no te gusta puedes irte basura, nadie te necesita aquí

-“! Eso hare, no te atrevas a acercarte NUNCA MAS a mi jefe bastardo!

Habían peleado antes, de hecho,  la base de su relación eran la infinidad de peleas que tenían a diario

“No te atrevas a acercarte NUNCA MAS a mi”

 Pero era extraño  y hasta irónico por que era la primera vez que el jefe había estado de acuerdo con sus palabras y había decidido hacerle caso.

“Lo odio”

Y ya eran 5 días, con ese se cumplirían 5 días sin dirigirse la palabra, sin mirarse, sin tocarse… sin nada.

Y dolía, más que los golpes, la sangre, los insultos.

Dolía mucho más el saber que ni siquiera eso estaba dispuesto a hacer Xanxus para tomarlo en cuenta.

Squalo puso una mano en su pecho presionándolo.

- Se acabo, ven a la cama.

Las palabras se quedaron en su boca, no pudo hacer nada rápido porque para cuando se dio cuenta Xanxus lo había levantado en volandas del sillón y lo cargaba esta vez con delicadeza a la habitación

El corazón del albino comenzó a latir con fuerza y con lentitud deslizo sus manos al cuello del jefe bajando su rostro sonrojado.

- Tardaste demasiado imbécil…

-Quería verte lloriquear un rato. –

El jefe sonrió y antes de adentrarse en su habitación beso con delicadeza las hebras color plata del guardián

-Te amo

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No queda nada u.u

No quiero terminarlo D:

Jaja  xd

Perdon los errores de redaccion y de ortografia D: otro dia corrijo I promise!



jueves, 7 de abril de 2011

Egoista

Notas de la autora: Me siento extremadamente feliz al decir que esta producción es de una persona a la cual le tengo mucho aprecio. No solo a ella, a su trabajo también.
Por lo tanto, me gustaría que le dieran una oportunidad.

Disclaimer: Ok, este fic NO ES MIO le pertenece a la Señorita Daniela ( a la cual incluiré un link pronto… muy pronto…) Y Full metal alchemist tampoco nos pertenece porque si no Edward y Roy estarían casados y bueno… you know.

Aquí va

Egoista



La gentil calidez de su cuerpo contra el suyo.

Nítida, palpable, concreta. Impidiendo su desenfreno, sujetándolo, atándolo dentro de sus cabales.

Intentando mantener la poca cordura dispersa, pérdida en algún oscuro rincón de su mente, acumulada, escapando, jugando cruelmente, burlándose cual bufón de circo.
Engañando despiadadamente lo que quedaba de él.

Trozos, fragmentos irreconocibles en un lugar desconocido, desolado, oscuro.

Dirigió su mirada a un punto extraviado, inconcreto observando todo pero sin percibir nada.

Reparó –difícilmente- en los pequeños y blancos copos de nieve danzando atrevidamente alrededor de ellos, acompañados por la fría brisa crepuscular.

Se fijó en el suelo, memorizando la frágil estructura blanca de la nieve como si no existiese nada más interesante en el mundo, evitando pensar en aquellas imágenes quienes resucitarían aquel lacerante dolor.

El atardecer teñido de rojo capturó el débil foco de sus sentidos, luchando por mantenerse ahí. Presentes.

Lejos muy lejos, oía como su abrigo ondulaba bruscamente al ser empujado por el viento, introduciéndose dentro de este y provocando escalofríos en toda la extensión de la espina dorsal.

Más tarde los portales del auto-mail comenzarían a dolerle.

También lograba escuchar el flaqueante eco de una suave voz susurrando cerca de su oído llamándolo, exigiendo algo incierto, extraño.

No tenía la intención de averiguarlo, por alguna razón extravió descuidadamente el interés por la realidad.

Estaba seguro de haber perdido algo importante; algo en verdad importante.

Irremplazable.

Permitió a sus pensamientos deambular libres, errantes, sin rumbo como un barco a la deriva en un amplio océano negro abriéndose paso a través de grandes olas de incertidumbre quienes desatan su incomprendida ira sobre el. Destrozándolo violentamente y abandonándolo sin consideración.

Una masa sin forma era la definición más acertada.

-          Edward, intenta tranquilizarte -

Las palabras tardaron en ordenarse y tomar cierto orden lógico para ser comprendidas, analizadas.

Tal vez la voz dijo más, Edward no sabría precisarlo su actual estado de indiferencia era alarmante, escalofriante quizás.

Ambas manos aferraban con vehemencia un objeto, olvidado temporalmente.
Azul, gruesa tela azul arrugada entre los dedos de carne y metal.

Perturbadores recuerdos bailaban dentro de las paredes de su cabeza, desafiantes.

Ojos azules, abiertos, asustados, opacados.
Totalmente ausentes, sin residuo de vida reconocible, extinguido miserablemente hace tiempo atrás.

La mascara de pavor inmortalizada horriblemente en el pulcro rostro y su cuerpo  
-alguna vez lleno de vida- arrojado como una sucia muñeca de trapo en un oscuro lugar escogido al azar en toda la solitaria habitación. Inerte.

Esperando pacientemente por ser encontrado, cubierto por roja sangre carmesí.

Como el atardecer.

La larga cabellera rubia enmarañada, desordenada. Decorada sádica por el vital líquido desprendido del cadáver, manchando el suelo y la pared más cercana.

 “Fallé”

Se repetía constante una y otra vez, hundiéndolo, sumergiéndolo cada vez más profundo en la dolorosa oscuridad.

De alguna u otra forma sentía que se merecía aquel sufrimiento.
Winly se había marchado a un largo viaje sin retorno.

Su incondicional amiga de infancia, una parte de la familia, la persona que lo ayudo a pararse y volver a caminar. Ella quien lo alentaba con una sonrisa cada vez que se encontraba mal.

Estaba lejos y no volvería.

La abuela Pinako lo odiaría por esto.

¿Por qué?

 Exacto ¿por qué? Winly no se merecía esto, tampoco estaba involucrada. Edward se aseguró de todo eso. ¡Maldita sea! ¿Cuál fue su error?

Un sollozo escapó desesperado de su garganta deslizándose prófugo, sonoro, desgarrado, finalizando agónico, sofocado contra el hombro de nada más ni nada menos que su comandante en jefe él Coronel Roy Mustang.

Edward se percató de la presión infringida sobre sus hombros obligándolo a separarse forzosamente de su anhelada fuente de calor.

Destrozado.

Era la única palabra alcanzable y existente para definir el decadente estado en el cual el joven rubio se encontraba.

Roy vio los húmedos orbes doradas temblorosas, inanimadas. Observando algo distante, ubicado más haya de las grandes montañas de Briggs.

Vagando por estrechos caminos antiguos y desgastados, cubiertos de musgo y maleza debido a su permanente olvido.

Paulatinamente los ojos azules moviéndose a través de su visión, fueron oscureciéndose remplazando completamente al otro par, esta vez por unos totalmente indescifrables.

Incontables lágrimas se acumularon en sus ojos, manifestando visiblemente todo el dolor latente que recuerdos y emociones traían consigo en una espesa bruma de pesadumbre.

A pesar de que los pálidos dedos del militar las secaran suave y gentilmente estas no se rendían, testarudas.

Edward y Alphonse no estaban habituados a contemplar la nieve.

Rara vez lograron verla en Resembool, razón por la cual consideraban un espectáculo digno de admirar, apreciar como caía suave, distinguida vistiendo con elegancia al amplio suelo gris.

Sin embargo en este momento era otra la imagen que ante él se presentaba.
Solitario, vacio, desolado.

Justo como él.

Edward no pudo evitar tensarse cuando los suaves y tersos labios de Mustang intercambiaron papeles con sus dedos y fueron esos mismos los que –por un corto intervalo de tiempo- eliminaron las lágrimas de sus pómulos.

Continuas fluían, abandonadas por sus parpados ahora cerrados.

Cálidas y cristalinas.

Deseaba fervientemente poder evadir la realidad, y más una como aquella. 

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Gracias Señorita dani (:
Correcciones... No hay! pk esto está en word wuajajaja!