miércoles, 27 de julio de 2011

Ese sabor a reconquista




-Vos no querés independizarte - dijo con cierto tono burlón un joven rubio de ojos verdes, sentado junto al fuego bebiendo mate.

- !Cállate weon, ¿Crees que si no quisiera independizarme estaría aquí en esta cagá de casa viendote tomar esa wea?

- Se llama Mate, Manuel - respondió el rubio algo divertido al recordar lo fácil que era sacar de sus casillas al castaño

- No me interesa - respondió atropellando las tenues palabras de su compañero argentino.

- Ese es el problema, Vos no lo notás pero estas increíblemente nervioso, Ché, pareciera que no quisieras seguir adelante con todo esto...

Los ojos del chileno lo fulminaron pero luego de reconsiderar los hechos, pensó que quizas el imbesil y homosexual argentino tendría alguna palabra u consejo que le sirviera en aquellos momentos tan decisivos.

- !Por la cresta! Deberia querer independizarme Martin...- el castaño se sentó frente al aludido y bajó el rostro mirando el suelo - Pero toda esta mierda... Al principio me gustaba depender de España, no debía preocuparme tanto por las putas políticas internas...

Manuel se quedó en silencio ante la casi inaudible risita del argentino.

-Te comportas como un bebe... Sos un dulce Manu, ¿Querias que Antonio te lavara el trasero por siempre?, te recuerdo que su Rey acaba de ser liberado.

El Chileno lo miró con un odio que podía quemarle las pupilas.

- Ese maldito poder monárquico español ya me tiene hasta la coronilla... Y no es que no tenga una intensa y ferviente lealtad a la madre Patria... pero esas politicas represivas del Rey... me hacen considerar esto más de lo que deberia.

El Argentino hizo un gesto con la mano para que lo mirara.

-Ya está Manu, sal de esta, tu te la has llevado fácil, sólo has tenido que lidiar con el imbécil de Antonio, en cambio yo, ché, ¿Sabes lo que es tener a Arthur reventándote las bolas? No, vós no sabés nada de dolor

El Chileno sintió una especie de tétrica alegria al imaginarse ese dolor


-Además, mi querido incivilizado... - Manuel iba a responder con un par de insultos pero su compañero fue más rápido - Vos me tenés a mi... así que no tenés de que preocuparte - terminó con una enorme y complacida sonrisa mientras apoyaba su espalda en el respaldo del gran sillón.

- No me hablí´ así, Argentino culiao´ maricón.

-Ya, relájate Manuel, no se como acepté ayudarte a reorganizar tus fuerzas criollas aquí, ché, sos un mal agradecido,- El argentino levantó las cejas como si hubiese recordado algo importante- San Martin y O´Higgins completaron el plan ¿No?¿Por que no me lo desis mejor? en vez de estar haciendo uso de tu incivilizado vocabulario

El Argentino se había molestado pero no por eso se había desecho de la enorme alegría y ego que le traía la inesperada visita por ayuda del Chileno.

Manuel suspiró, seguido de ello sacó un mapa que traía con el y lo extendió en el piso mientras el rubio se inclinaba para ver mejor.

-El ejercito Libertador - comenzó diciendo lo inicial con cierto orgullo - ingresará  mi territorio por la cordillera de los Andes por cuatro puntos distintos entre las cuencas de Aconcagua y el Maule - prosiguió apuntando los puntos con su mano dando énfasis en los sitios nombrados - Deberíamos derrotar a las fuerzas realista de Chacabuco para enseguida ocupar Santiago - finalizó

-Ché, esto está re copado, incluso Sebastian ha dicho que nos prestará su ayuda... - incluyó el Argentino con cierta arrogancia

- ¿Tu primo? ¿El Uruguayo?

El rubio asintió

-Oh, Dios me salve de tu familia y de la homosexualidad que tendrán que soportar mis hombres!

Martin frunció el ceño pero no respondió, su ego estaba demasiado arriba como para dejarse intimidar por comentarios así.

-¿Entonces ya estas tranquilo?... Ché te ofreceré algo de beber, antes de que empieces a decir que en mi casa somos mal educados.

El Argentino se puso de pie seguido por la desconfiada mirada de Manuel. El chileno se sentía extraño, hace años que no visitaba a su vecino y su orgullo lo pateaba de tan sólo pensar en la razón por la cual había acudido a el. En cierto modo no se arrepentía tanto, a decir verdad no tenía muchos amigos y toda su infancia la había tenido junto al argentino.

-Oye weon... - el castaño habló algo dubitativo

El Argentino, sosteniendo una cerveza se dio vuelta para prestarle atención

- Gracias... -dijo con casi un hilillo de voz, mientras un sonrojo se formaba en sus mejillas - Por esto... por ayudarme y recibirme en tu casa... eres, muy generoso

Manuel quería vomitar después de haber dicho esas palabras tan empalagosas y más aun, por haberse referido con palabras como "generoso" al rubio.

-¿Generoso? - cuestionó el aludido acercándose con un par de cervezas heladas en sus manos - ¿Y vós te crees que yo estoy haciendo esto gratis?

Los ojos del castaño se abrieron como platos

-¿Qu-que?

Martin le lanzó una cerveza al Chileno quien la recibió sin desacer su impresión

- Ché no te preocupes, después de un par de cervezas veremos que puedes hacer por mi - asintió sentándose en el suelo junto al chileno.

Primero quiso gritar, golpear algo, putear a cualquier cosa móvil e inmovil también

- MALDITO MARACO HIJO DE LA GRAN!

-Jajá, Y vos te creías que iba a regalarte mi ejercito por que soy generoso? - el sonrojo aumentó en las mejillas del castaño - ¿Que te crees? ¿Que soy boludo?

Los labios del chileno tiritaron y no fueron capaz de reproducir ninguna palabra.

-Oh, vamos Manu, sabes que despues vas a estar pasandotela de lo mejor, ademas - murmuró acercando una de sus manos para deslizarla en el cuello del castaño -despues te puedes beber el barril completo de cerveza, y asi no te acordarás de nada.

Los ojos del chileno giraron como si hubiesen desenfocado su realidad y luego tragó saliva.

- Te odio, maldito argentino culiao´ gay con complejo de Di - pero no pudo terminar su frase ya que sus palabras habían sido acalladas por los labios del rubio de ojos verdes.

Manuel lo soltó con brusquedad y con su corazón saliendo de su pecho

- Donde esta el puto barril de cerveza - su voz era acuciante y algo desesperada.

El rubio sonrió complacido ante aquella declaración y sin apartarse del apuntó con el dedo a una esquina, junto al bar donde estaban los vinos

El Chileno tragó saliva y luego de suspirar y beber largos tragos de la cerveza que el rubio le habia entregado acercó sus labios a los agenos y siguió con el ritmo que su compañero habia adquirido.

 - Te juro maldito maricon que cuando me independize te voy a sacar la conchesumadre - dijo separandose para respirar y de paso desagrochar la camisa del rubio con cierta torpeza

- Pues te estaré esperando Chilenito - respondió con voz laciva Martin para retomar el contacto con el Chileno.

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Ok, lo siento, es que estaba estudiando historia de Chile y llegué a la parte de la reconquista en que las fuerzas criollas Chilenas huyen a Mendoza y le piden ayuda a San Martin para constituir el ejercito libertador de los Andes xDD
Me imaginé al manu pidiéndole ayuda al Martin y morí xd era demasiada la tentación como para no escribirla.
Incluí a Sebastian por que el ejercito no sólo tenia argentinos y Chilenos, también hubieron Uruguayos que se unieron a la causa.
Y bueno, quizás hay cosas que están fuera de contexto pero sólo quería hacer evidente el principal para seguir la historia (Reconquista, bla bla)
Os amo, y El siguiente cap de Reinless está casi listo xd os juro que publicaré pronto xd
Ah, y en la foto Manuel viste el uniforme de José Miguel Carrera y Martín el de su tocayo San Martin, me hubiera gustado encontrar uno con el manu vestido de O´Higgins pero no lo encontré xD así que ya era xd

jueves, 21 de julio de 2011

Reinless


Notas de la autora: asdasd Faltas de ortografia mueran :c piu piu :c 

Capitulo 13


Arthur junto a Ludwig se adentraron en la gran mansión del joven americano, guiados por el mayordomo, y más atrás, con un paso lento los seguía el menor.

El lugar tenía un ambiente algo frio y desolado. Una casa tan grande para tan pocas personas no quedaba muy bien.

El Mayordomo, le recibió los abrigos a los recién llegados y luego hizo un ademán con la cabeza queriendo saber la razón por la cual estos habían insistido en conversar con él.

-Eh, ¿Le parece si usted y yo vamos a conversar a otra parte? – Ludwig hizo un movimiento con su mano a Arthur, dándole a entender que este debía quedarse con el muchacho mientras tanto.

Claro, aquella orden no le había gustado para nada al británico, pero sabía bien que esa no era la situación indicada para quejarse. Este, saliendo de sus pensamientos, vio como el muchacho caminaba sin prestarles atención a los demás.

-Hey, ¡Espera!

Arthur, bastante molesto con la situación fue en la siga del rubio que parecía no prestarle atención. Sabía muy bien que él era la persona menos indicada para esa situación. No tenía la capacidad de sentir lástima y menos esos sentimientos de querer entregarle aquel cariño del cual era carente el joven.

Sintió un escalofrío de tan solo imaginarse en esa situación. Pero en cambio, de una u otra manera necesitaba explicarle a ese niño de una forma que no incluyera el conocimiento de demonios y conspiraciones que su protección era necesaria, que aunque en aquel momento sintiera que su vida no tenía sentido, estaba equivocado, ya que era sumamente importante.

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- No creí que tardaríamos tanto, necesito que te apresures, si tenemos suerte podremos tomar el avión. – Dijo de corrido un francés, al conductor mientras un muchacho a su lado lo observaba con cierta timidez.

-No te preocupes pequeño… - Francis puso su mano en la cabeza del joven y revolvió sus cabellos – todo saldrá bien.

Su móvil sonó nuevamente. Este miró el numero y suspirando contestó.

- Je l'ai fait Vash, puedes estar tranquilo

- ¿Lo tienes? ¿Y donde estas ahora? – cuestionó el Suizo

- Vamos en dirección del aeropuerto más cercano… - El francés sonrió divertido- supongo que con todos tus contactos podrás conseguirnos un pasaje une première classe…

- Estoy impresionado, ¿Como lo hiciste?

El francés sonrió y deslizó un de sus mechones rubios detrás de su oreja.

-Me ofende tu impresión mon a mi… Aunque no me gusta mentir, se hacerlo muy bien, y mi nulo conocimiento medico no prohibió que pudiese decir que lo era…

Los ojos del muchacho que se encontraba a su lado e inminentemente escuchaba la conversación, se abrieron con impresión y un gran terror lo embargó.

-¿Co- como? – murmuró el joven titubeando.

Parecía que todo su mundo se había caído en un momento, todo lo que por un momento lo había hecho tan feliz, ahora parecía la peor pesadilla.

-tengo que cortarte Vash…

-Ten cuidado… y por sobre todo Francis. Protege al ángel.

Y la llamada fue cortada.

Francis guardó el móvil en su bolsillo y se encontró con el joven apegado a la puerta mirándolo con pena y desconfianza.

El mayor sabía que pasaría por eso, y debía calmar la situación, al menos hasta que llegaran a Japón.

- Escúchame Matt, aunque no lo creas… esto es por tu bien… - murmuró el rubio hablando con lentitud

-No, no hable como si me conociera! – expulsó el muchacho como si hubiese necesitado mucho esfuerzo para llegar a ese tono de voz, seguido de ellos entrecerró sus ojos y abrazó con fuerza su peluche.

-No voy a hacerte daño matt… lo que quiero es protegerte…

-Se-señor… -lo interrumpió el conductor levantando su mano

-¿Qué pasa? – cuestionó el francés molesto por la interrupción.

-Hay alguien de pié en medio de la vía… - respondió este disminuyendo la velocidad y apuntando con el dedo.

En efecto, el mayor pudo divisar a unos metros a alguien de pie, con un atuendo verde y si sus ojos no lo engañaban con una especie de sonrisa en sus labios y un poco más cerca pudo ver como este personaje levantaba su mano y apuntaba con su dedo el auto que se dirigía a el.

-¡Mierda! – Francis con un movimiento rápido agachó con su mano la cabeza del joven y con una patada rompió el vidrio del asiento trasero, seguido de ello tomó en sus brazos al muchacho y saltó del auto

Seguido de ello una explosión alcanzó la delantera del auto haciendo que este se desviara del camino y segundos después explotara por completo.

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-Eeh… - Arthur siguió en silencio al muchacho, este se dirigió a su habitación y dejó la puerta abierta, sabiendo que el británico iba tras el.

El mayor se impresionó con aquella habitación. Aquel  tenía todo lo que cualquier joven de su edad quisiera tener. Una gran pantalla con todos los juegos y películas que podrían existir, en la pared cercana a su cama (en la que perfectamente cabian 5 personas) habían cuadros y fotos con muchas celebridades.

Arthur avanzó algo tembloroso y en el suelo habían balones de fútbol y basketboll autografiados por importantes jugadores. Era como un departamento implementado para todo. En un lugar  tan apartado había un refrigerador y unos grandes sillones.

Cercano a la puerta de lo que probablemente era el baño había un cuadro enorme pintado por quien sabe que renombrado artista en el que Alfred sostenía su balón de basket y sonreía junto a  sus padres.

Aquella imagen hizo al británico recordar la verdadera razón por la cual estaba ahí. Seguido de ello pudo distinguir al muchacho que se había desprendido de su chaqueta negra y ahora  intentaba desatar su corbata sin mucho éxito.

-Dejame a mi – Arthur detuvo las alborotadoras manos del joven y con cierto conocimiento (del cual no se jactaba, un gentleman debía nacer con ello)  desató la corbata con facilidad.

- No las usas muy seguido – afirmó intentando desacer el molesto silencio en cual lo apresaba el joven.

Alfred se mantuvo en silencio unos segundos y luego de negar con la cabeza se dio vuelta en dirección a la nevera.

-¿Quieres beber algo? – cuestionó abriendo el blanco compartimiento.

Arthur intentó recordar la edad del chico con el que hablaba. 16 años es lo que había leído en el informe pero el porte, y la contextura que tenia lo había hecho olvidarlo. Por lo mismo cuando este le ofreció “algo de beber” se cuestionó si eso tendría “grados de alcohol” lo que en cierto modo no le molestaba.
Seguido de ello salió de sus pensamientos y una lata de una bebida norteamericana aterrizó en sus manos.

“já, es un bebe” se dijo el mayor sonriendo ante la estúpida suposición anterior.

-Gra- gracias… -murmuró, por simple cortesía. No estaba seguro si viviría después de beber aquella bebida producida por los personajes más detestados de su mundo.

Alfred, después de abrir la lata y beber un sorbo se sentó en uno de sus sillones y con cierto gesto invitó al ingles a hacer lo mismo.

El británico asintió y se sentó algo alejado.

-No tienes que estar aquí si no quieres… Este lugar te debe traer muchos recuerdos… - Arthur dijo observando la pintura a su costado.

- ¿Y a donde más puedo ir?

-¡A donde sea! – resopló el británico con cierto tono burlón – tienes dinero. Lo que te abre las puertas a un sinfín de probabilidades.

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios del menor, que aún mantenía su mirada en el piso. Arthur se sorprendió “50 puntos menos por fraternizar y hacer reir al enemigo”

Espera, no es mi enemigo… Bueno es estadounidense… pero cuando no habla y deja en evidencia su cavernícola realidad puedo omitirlo… pensó el mayor

-No… no se tu nombre… - murmuró el joven levantando la vista y haciendo salir al ingles de sus inapropiados pensamientos.

- Oh lo siento. Mi nombre es Arthur Kirkland.

-Supongo que sabes el mio…

El mayor rodeó los ojos.

- Jones… ¿Algo así no?

El muchacho se sorprendió. Al principio había asumido que esa visita era como las miles que había tenido. Gente que quería adularlo y así poder obtener parte de su enorme riqueza. En cambio, el extraño pero familiar comportamiento de aquella persona lo hacia sentir bastante tranquilo.

-¡Alfred! ¡Me llamo Alfred! – dijo esta vez con un tono de voz más encendido lo que de por si sorprendió aun más al mayor.

___________-_________

Ludwig siguió al mayordomo hasta la gran cocina del aquella mansión.

-No tenemos mucho tiempo, iré al grano… - sentenció el Alemán y no es que razones ajenas a la misión lo estuvieran rondando

El mayordomo enarcó una ceja ante aquellas palabras.

- Mi nombre es Ludwig  y pertenezco a la policía de investigaciones japonesas – El rubio mostró una perfecta identificación.

Y agradecía el poder burocrático que tenía Axis capaz de entregarle una y no ser acusado de fraude.

El anciano abrió los ojos con impresión.

-Y por que la policía de investigaciones querría venir a hablar conmigo?

-Tenemos razones para creer que una buscada red de ladrones de alto rango anda detrás del hijo de los Jones.

El mayordomo se tardó en articular palabras

-¿Có-Como?

-Así es… y si usted aprecia la vida de este niño… le sugiero que haga lo que voy a pedirle…

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Entre abrió un poco sus ojos y no pudo distinguir mucho. Le dolía un poco su cabeza y se sentía algo mareado. Algo retumbaba cercano a él, pero no podía distinguir qué tanto, y podía sentir algo muy cálido en su espalda, lo que bloqueaba cualquier movimiento.

-¿Es- estas bien Matt? – pudo reconocer aquella voz cercana, incluso el calor de aquellos labios lo alcanzó y le provocó un escalofrío.

Intentó recuperar la conciencia y al abrir por completo sus ojos distinguieron aquello que retumbaba. Era el corazón del francés, era su pecho y sus manos que lo abrazaban y lo habían hecho amortiguar la caída de aquel auto.

¿Caída del auto?. ¿Por qué había sucedido aquello?

El joven intentó apartarse del Francés y pudo ver a lo lejos el auto destruido por completo.

¿Qué… que estaba pasando?

Unos pasos lo hicieron salir de sus pensamientos. A unos metros dos personas se acercaban con lentitud.

- Valla que misión más fácil ¿No crees Toris? – habló uno de los seres con cierta arrogancia

-Eh… si… supongo…- respondió el otro con una postura algo preocupada.

El canadiense iba a gritar pero francis con rapidez tapó su boca y le susurró con extrema tranquilidad unas palabras

Seguido de ello el mayor se puso de pié y disparó un arma que había sacado de su pantalón.

Ambos demonios esquivaron los disparos y se hicieron hacia atrás.

-¡Ahaha! Si tuvieras un mínimo amor por tu vida, no hubieras hecho eso – el demonio de cabello rubio cambió de forma dejando ver su  larga cola en forma de flecha y sus cuernos.

“Mierda”

Francis cargó su arma, pero ante aquella acción apartó al muchacho y justo en medio de ambos había aparecido el demonio de cabello rubio. El francés dio un paso atrás y con mucho vuelo le dio una patada que hizo al enemigo apartarse y volver a situarse unos metros atrás.

-Eres rápido… - dijo este palpando su brazo, con el cual había bloqueado el golpe del humano.

- me siento profundamente alagado… - respondió el cazador sacándose su chaqueta negra y desabrochando el primer botón, tomando una postura en la que incluía el uso de su arma.

El joven de cabellos rubios se encontraba perplejo por la velocidad y por la imagen de aquel ser que parecía volar y moverse de manera inhumana.

- Huye… -murmuró el francés al menor poniendo una extraña bala en su revólver y disparando al cielo. Y en cuestión de segundo el lugar se había llenado de humo.

El muchacho sin comprender comenzó a correr y a recordar las palabras que le había dicho el mayor cuando estaba en el suelo. “Huye al bosque cuando te de la señal, y quédate ahí, hasta que yo vuelva por ti “

¿Cómo podía confiar en algo como eso?

- No me vas a engañar con algo como eso, humano! – El demonio con una gran velocidad se adentró en la densa capa de humo buscando al muchacho

- No tan rápido – un disparo en el momento preciso rozó el brazo del demonio quién se detuvo y comenzó a reírse.

- Esta bien bastardo, voy a matarte si es lo que tanto deseas…

-Adelante…

Francis necesitaba todo el tiempo que pudiera obtener para que le chico estuviese a salvo. No quería morir… Pero si era necesario…

Un golpe en su estomago lo hizo retorcerse pero ante aquella  cercanía alcanzó a reaccionar y a tomar el brazo del rubio, haciendo un movimiento con su peso lo golpeó contra el suelo y  dio varios disparos en su pecho.

- ¡Fe- Feliks! – el de cabello castaño iba a avanzar pero de pronto el recién nombrado se encontraba frente a él nuevamente.

 Pero esta vez sus cabellos rubios algo desordenados, de sus labios escurriendo sangre y en su pecho los orificios abiertos donde habían entrado las balas.

-To-toris..

El de cabello castaños impresionado con sus dedos temblorosos desabrochó parte de su camisa dejando su cuello desnudo.

-Hazlo… - murmuró entrecerrando sus ojos. –¡Rápido!

Y tal como lo pronunció el demonio de cabellos rubios acercó sus labios al cuello desnudo y mordiéndolo comenzó a beber la sangre de su compañero.

-Ah..ah… - la respiración de Toris se volvió jadeante. Pero a pesar de eso se sentía aliviado.

Rápidamente el demonio rubio lo soltó y este cayó al suelo entrecerrando los ojos.

Los labios de Feliks tiritaron extasiados, seguido de ello se volvió hasta el francés que se encontraba perplejo por la situación y lo miró sonriente.

Sabia que la mayoría de los demonios tenían una especie de “habilidad especial” un ejemplo era la rápida capacidad de sanación que tenía Antonio, superior a la de cualquier demonio conocido… pero un demonio que cuya sangre podía curar las heridas de otro era algo de otro mundo. Y por su puesto una desventaja infinita en aquella situación.

- Estoy… muy… molesto… - dijo entre largas pausas el rubio, y seguido de ello una enorme aura asesina lo rodeó y su mano derecha de pronto se convirtió una gran garra. – y vas a pagarlo…

Francis entrecerró sus ojos y con sus manos algo temblorosas apuntó al demonio que ahora comenzaba a aproximarse.

Dio muchos disparos, todos los que su arma le permitió, y hasta podría jurar que muchos dieron en el blanco, pero aquello no detuvo al mounstro que con toda su ira se aproximó propinándole un ataque certero con esa garra en su pecho.

El tiempo pareció detenerse, no sentía muchas cosas. Cuando el mounstro retiró aquella garra de su cuerpo, una especie de líquido frio pareció manchar su ropa, pero su vista comenzaba a fallarle y no quería desperdiciarla viendo como aquella prenda de modista francés era manchada con sangre.

Se giró hacia donde había huido el muchacho y pudo distinguirlo observando todo, a unos metros, escondido detrás de un árbol.

Intentó modular con sus labios que escapara, que fuese como fuese no regresara a el. Pero perdía la conciencia, la voz, todo… lo último que pudo distinguir eran los pies del muchacho acercándose a el.

-¡No!… ¡NO! – El canadiense por primera vez había actuado por decisión propia. Siempre obedecía, siempre cumplía… pero ver caer a la persona que lo había protegido… no podía huir como un cobarde y dejarlo ahí. Quizás morir fuera una opción pero no sería un cobarde.

El demonio volvió a donde su acompañante y arrancando una tira de su ropa presionó la herida que el mismo había provocado en el cuello ajeno.

- Se- Señor Francis… - murmuró el muchacho una vez frente al cuerpo del mayor. Sus piernas flaquearon y sus manos tiritando rozaron la mejilla del francés.

-Ma- Matt… perdóname… - una de las manos del herido se elevó hasta las mejillas del niño y rozando una de las lágrimas volvió a caer desplomándose en su costado.

-¡No, no! ¡Por favor resista!

-Huye… matt… Huye lo más lejos que puedas…

Las lágrimas aumentaron y comenzaron a caer en el rostro ajeno. El muchacho sentía un calor envolver su cuerpo y una enorme presión en su espalda.

- Fe- Feliks – murmuró el demonio de cabello castaño – mira…

Este le apuntó justo donde se encontraba el cuerpo del humano y pudo distinguir como una especie de aura blanca se empezaba a formar alrededor del niño.

- Que… Qué es eso… - dijo con lentitud el demonio de cabellos rubios poniéndose de pie.

Pequeñas piedrecillas comenzaron a elevarse y una extraña brisa empezó a arrastrar todo a su paso.

El muchacho comenzó a sentir un calor que lo envolvía pero que esta vez lo quemaba.

-¡Ah! ¡Ahhhg! – abrazó sus hombros sintiendo como algo en su espalda comenzaba a desprenderse.

-¿Que… que es eso? – volvió a cuestionar el demonio abrumado por la enorme cantidad de energía que liberaba ese muchacho. Ambos levantaron sus brazos para tapar sus ojos por la gran luz que había invadido el lugar y entre los destellos pudieron diferenciar el cuerpo del joven y las enormes alas blancas que emergían de su espalda.

Un terror infernal gobernó a ambos demonios, aquella fuerza, aquella extraña aura que provenía de aquel niño, era algo de lo cual sabían que no querían hacer frente.

Los ojos del niño cambiaron tornándose de un extraño gris, y todo aquel dolor y estremecimiento había desaparecido, el miedo había menguado reemplazado por una enorme sensación de paz y valentía. Estaba él y aquella mancha que debía borrar, aquello que nunca debió llegar a este mundo.

Con cierta ligereza a la cual se estaba adaptando se puso de pie y  las alas se extendieron como si se quisiesen liberar aún más de aquella prisión en su espalda. La luz que emanaba de su cuerpo, provocaba que los dos demonios a metros del no pudieran distinguir con claridad.

- Fe-Feliks… - el castaño tomó la mano del demonio junto a el y se puso de pie – Te-tengo miedo…

La presión en el lugar comenzó a aumentar lo que provocó en el rubio un cierto desacierto.

- Vamonos de aquí… - dijo este tomando ambas manos del castaño haciendo que este lo mirara

- Pero… Rusia-san dijo que…

- No te hagas! Me vale lo que diga Ivan! – Feliks abrazó con fuerza a Toris – No voy a arriesgarme a perderte.

Y diciendo eso ambos desaparecieron del lugar, no dejando rastro de aquello.

-Ah..- En tanto poco a poco los poderes del muchacho comenzaron a menguar volviendo a la normalidad, haciendo de paso que reaccionara y recordara el ahora verdadero problema…

-¡Se- Señor Francis! – exclamó el canadiense arrojándose al piso de nuevo posando su oído en el pecho del mayor.

Sus latidos eran lentos, casi inaudibles y estaban a kilómetros del hospital más cercano.

El muchacho con sus manos temblorosas desabrochó la camisa del mayor y una vez dejando pecho desnudo se arrancó parte de su ropa para detener la enorme hemorragia.

-Que hago… que hago… que hago…- se repetía intentando encontrar una idea, su corazón latía con furia y sentía un extraño sonido retumbar sus oídos.

No estaba prestando atención a su alrededor, y a juzgar por lo inoportuno que podría ser sólo creía que aquel sonido era parte de su imaginación. Cosa que fue descartando a medida que poco a poco el sonido iba haciéndose más intenso, hasta abarcar por completo todo su alrededor.

-Alejese del cuerpo, tenemos todo controlado

El Canadiense levantó la vista al cielo y un enorme helicóptero estaba cercano de aterrizar en el lugar.

Impresionado observó el cuerpo del mayor y pudo comprender.

Nunca había actuado por que sí, todo lo había hecho planeando su bienestar, y nada quedaba más claro, que aferrado a la mano del mayor estaba su móvil con su dedo justo en el botón de marcado.

El muchacho tapó su boca y un llanto abrupto lo envolvió, mientras hombres se acercaban y comenzaban a hacer más desconocido el futuro de aquella situación.

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Chan chan! 
estoy segura que quieren matarme :c pk me  tardo harto y bla bla :c y estoy segura qye tengo muchas notas respecto a este y los siguientes capitulos pero hara es tardisimo y no las recuerdo xd 
Mañana corrigo y les informo xd
Os amooooo to much! c:
Y graaaaaaacias por leerme xd incluso, a quienes no conozco y bla bla xD Gracias c:



domingo, 10 de julio de 2011

Reinless

Notas de la autora: Paja para hacer notas de la autora así que la haré corta. LO SIENTO por tardarme tanto :c es que la musa u.u you know.
Y hay algunas cosas importantes que aclarar, que estarán como siempre, al final del capitulo. Disfruten c:



-En el capitulo anterior-



-Bonjour mon ami Vash, que agradable sorpresa tu llamado! – respondió con alegría el hombre.

- necesito que hagas un viaje urgente…

La mirada del francés se fijó en las muchachas que lo observaban algo confundidas.

- Oh, ¿Y de que se trata? – cuestionó esta vez

- la línea no es segura. – vash buscó unos papeles y luego de encontrar el indicado siguió con el habla – tomarás un avión lo más pronto posible, a la salida del aeropuerto te estará esperando un auto con una de las redes que tenemos. Una vez dentro del auto te encontrarás con un sobre. Debes abrirlo, la continuación de tu misión está ahí dentro.

- Mon ami Vash hablas tanto como cierto británico a quién me molesta recordar, hasta olvidaste decirme el destino del vuelo

-Canadá, Francis, tu destino es Canadá.


Capitulo 12

Una sonrisa se delineó en los labios franceses

-Te llamaré después – finalizó el superior cortando la llamada.

- ¿Por qué el Wine bastard? ¿Acaso estas loco?.... debiste dejar que se pudriera en su país el muy bastardo…

- De acuerdo Arthur, ve a alistar tus cosas…  tenemos que irnos- El alemán, dio unos golpecitos en la espalda del ingles y se aproximó a la puerta.

-¿Y a donde se supone que iremos? – cuestionó este

- A un funeral.

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- Estoy tan feliz de volverlo a ver Rode-sama! – la joven de largos cabellos rubios se sentó guiada por el mayor

- A mí también me alegra mucho verte Elizabeta… - Rode acercó una silla junto a la joven y la miro algo confundido – pero siento bastante curiosidad por saber cómo aceptaron tu traslado con tanta facilidad… a decir verdad tus superiores se veían bastante molestos …

Rode había considerado bastantes opciones… Pero realmente no encontraba una que estuviera a acorde a la personalidad de la Hungara.

La conocía hace años, de hecho fue una de las primeras personas que lo trató con amabilidad al entrar por primera vez en esa institución. En aquellos tiempos la joven trabajaba en el departamento de medicina de axis en japon. Ciertamente no era una médico experta, sólo tenía cierta cantidad de conocimientos médicos que la hacían apta para estar a cargo de un buen médico de cabecilla.

Y cuando Rode entró, tuvo, de alguna u otra forma “la suerte” de recibir a su cargo a la muchacha de ojos verdes.

Trabajaban bien en equipo. No eran los conocimientos, si no la pasión y el amor que ponía en cada paciente y cada situación la que la hacían una muy buena enfermera.

Rode por mucho tiempo se sintió fielmente apoyado por la joven, quién siempre se preocupaba por el e independiente del arduo trabajo siempre tenía una sonrisa que entregarle.

Incluso hasta ese momento le pesaban los 3 años que estuvo sin ella, los años en que ella había sido trasladada.

- ¿Sucede algo Rode-sama? – cuestionó la muchacha haciendo salir de sus pensamientos al Austriaco.

Lo recordaba, al ver los dulces ojos de la muchacha observarlo con un flash de desazón podía recordar la razón por la cual ella, de un momento a otro pidió con extrema urgencia el traslado a estados unidos…

-Flash back-

-Rode-sama…

El Austriaco que se encontraba en su oficina revisando unos papeles, levantó el perfil para luego volver a lo anterior

- Que sucede Elizabeta, tu turno ha acabado, deberías ir a tu casa a descansar…

Rode recordaba haber visto el rostro de la joven que de un momento a otro desprendía un millón de sentimientos confusos.

La muchacha se acercó a él y seguido de ello lo abrazó

- Yo… haría cualquier cosa por hacerlo feliz…

El medico se sentía algo fuera del lugar con aquella confesión, no entendía muy bien y tampoco es que estuviera acostumbrado a ese tipo de cosas.

.Por favor… acépteme…

 y seguido de ello, la joven acercó su rostro tembloroso y lo  besó en  los labios, quién sin encontrar sentido a todo ello, no pudo más que aceptar y corresponder el gesto, pero no lo suficiente para que su conciencia actuara y apartara con delicadeza a la joven.

-Lo amo… - la escuchó murmurar apoyándose en su pecho.

Roderich suspiró y posando una mano en su frente habló

-Lo siento Elizabeta…

La muchacha levantó el rostro y sus grandes ojos parecían iluminar toda la habitación

-No puedo corresponderte…

Los brillantes ojos esta vez se llenaron de lagrimas y se apartaron con cierta brusquedad del Austriaco.

-¿Por que dice eso Rode-sama? ¿Acaso… hay alguien más? – las últimas palabras salieron como finas dagas de los temblorosos labios

-No, no – el médico negó varias veces he hizo un par de gestos con la mano que lo hacían parecer aún más ridículo de lo que él sospechaba – Tu no lo entiendes…

Este tomó el blanco rostro esta vez bañado en sutiles lagrimas y lo hizo fijarse en el.

-Tu eres una chica linda, inteligente, la mejor enfermera y mujer que he conocido… pero… - el mayor tragó saliva suavizando un poco el rostro – no puedo corresponderte… Te quiero… pero no de la forma que tu lo haces…

La muchacha esta vez aumentando el llanto se dejo caer en sus rodillas tapando su rostro. De alguna u otra forma intuía algo como eso, y aquello de por sí le partía mucho más el alma.

A pesar de que Roderich quiso abrazarla y disculparse de las mil maneras, no hubo caso. La joven no se apareció allí en varios días. El médico se sentía profundamente culpable por aquello y decidió consultar con Vash, pero cuando lo hizo una parte del no quiso creer aquellas palabras

-Elizabeta pidió un traslado a Estados unidos.

 De primera, y quizás con el infantilismo a flor de piel (cosa muy rara en el) quiso retroceder el tiempo y cambiar ese actuar tan seco y reservado, haberle explicado que no era su culpa, que no había explicación para es incapacidad de sentir amor y esa confusión que lo embargaba cada vez que esa palabra se colaba en su mente.

Habia actuado como un imbesil… y lo estaba pagando.

Dispuesto a cambiar las cosas, le envió una carta a la joven, esperanzado de la respuesta sabiendo que no la merecía de todos modos. Y la culpa se desvaneció al leer las dulces palabras de la muchacha, quién se disculpaba por su actuar acelerado y quién aceptaba las palabras del médico.

-Necesito un tiempo Rode-sama… pero no se preocupe, nos hará bien a ambos…

fin flash back

Roderich volvió de aquel recuerdo intermitente. Siempre pensó que el tiempo del cual la húngara hablaba era un plazo corto el cual pasaría con extrema rapidez, pero se equivocaba, y eso estaba relacionado a que en todo ese tiempo no había aprendido a conocer TODAS las enormes habilidades de la Hungara.

Además de su increíble capacidad médica, la joven era una increíble caza- demonios, y con sólo un tiempo en servicio, los estadounidenses la condecoraron y la subieron rangos como a ningún otro subordinado.

Una a una, iban llegándole las buenas noticia…

“me subieron de rango rode-sama”, “me han premiado de nuevo rode- sama” “estoy tan feliz rode-sama”

Realmente le hacia sentir tranquilo que aunque sea, al otro lado del mundo, si la apreciaban como se lo merecía…

-Rode- sama… está actuando algo extraño… - El autriaco volvió nuevamente de sus pensamientos, se sentía extraño al estar junto a la rubia, era como si el tiempo hubiese retrocedido y nada hubiese ocurrido…

-Lo siento, ¿Que me decías?

- Le explicaba cómo es que me dieron el traslado

El médico asintió prestándole esta vez, la atención merecida.

-Pues… fue bastante difícil…- la muchacha levantó un dedo con un gesto algo torpe – después de ser ascendida, fui asignada para entrenar e instruir a los novatos. Hasta ahí, creí que ya debía volver

El austriaco abrió los ojos con impresión.

-Tenías un puesto importantísimo, ¿Por que querías perder todo eso?

Los ojos verdes se desviaron a la ventana que dejaba entrar un poco de la luz de la tarde y embozando una sutil sonrisa siguió hablando, esta vez con más lentitud.

-No era lo mismo… sin… - frunció el labio y esta vez habló con más rapidez – sin todos, sin Ludwig-san, vash-san, Arthur-san… la linda lily… u-usted…

El austriaco sonrió y asintió

-Yo había pedido mi cambio el segundo año de servicio en america.

Roderich se impresionó ante aquella declaración, realmente nunca pensó que aquella muchacha tenía tantas ansias por volver. Lo admitiía era pésimo para leer entre líneas, y las pocas conversaciones por teléfono (ya que se comunicaban más con cartas) sólo escuchaba una gran alegría de estar en aquel sitio

-Pero nada ocurrió – aclaró la joven para luego seguir con su relato – lo único que me decían cuando iba a pedir el traslado era “estamos considerando su petición, cuando tengamos noticias se las haremos saber” – la joven frunció el seño con un gesto algo divertido – y asi me mantuve esperando paciente por casi 1 año y medio.

Roderich se mantuvo pensativo. Claro, no querían dejarla ir, aceptar ese traslado con tanta tranquilidad los haría quedar como idiotas desde cualquier punto de vista.

-¿Que hiciste entonces?

Elizabeta rió

-pasado el tiempo y mi paciencia, me decidí a ser más directa con ellos – la joven rodeo la vista- y los amenacé

Los ojos del mayor se abrieron con sorpresa.

- Les dije que si no me daban una respuesta respecto a mi traslado, simplemente renunciaría.

La impresión se dejó ver pronto en el rostro del Austriaco, una muy buena estrategia de por si, la efectuada por la rubia. Claro, esa renuncia les pesaría en la conciencia, mientras que aceptando su traslado contarían con la esperanza de que volvería a América.

- Oh, que… estrategia tan valiente… - murmuró Rode, aún perplejo por lo dicho por la joven.

-Hahah… la verdad es que no suelo actuar así… pero no tenía otra opción! – se excusó esta vez, acentuando con los brazos.

-Tienes razón, está bien… creo que ahora soy yo quién tiene que contarte que cosas han pasado aquí.

-Estoy muy interesada en ello Rode-sama!

El mayor asintió y se acomodó nuevamente en la silla
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El día se encontraba nublado, y la oscuridad contrastaba en aquel pastizal lleno de personas con grandes trajes y velos negros.

La mayoría, comenzaba a retirarse con pasos lentos. Murmuraban y miraban con cierta distancia al muchacho que seguía sin moverse, que aún se mantenía de pie frente a los recién enterrados cuerpos de sus padres. Su mirada perdida, sus labios y mejillas secas a causa de las lágrimas.

“Pobre, que será del ahora”, se cuestionaba la gente… muchas caras desconocidas se aproximaban a darle el pésame, palabras de aliento y flores que ahora adornaban las tumbas de sus padres. Y aún así, a pesar de la gran cantidad de asistentes. Nunca en su vida había sentido con tanta fuerza lo que era estar solo.

Estar completamente sólo.

Las horas seguían pasando, y toda la gente ya se había retirado. Todos menos el muchacho que aún, sin moverse observaba la tumba.

-Joven Alfred… se enfermará, vuelva al auto… - murmuraba ya por tercera vez el mayordomo a su lado, si recibir respuesta del menor.

Le dolía ver al joven en ese estado, le dolía saber que aunque quisiera no podía hacer nada por él.

El mayordomo se apartó del muchacho y se dirigió al auto, ahí buscaría algo con que abrigarlo. Mas cuando ya estaba cerca pudo distinguir otro auto aparte del  suyo.

Alfred esta vez solo se dejó caer en sus rodillas, y sus lágrimas comenzaron a bañar las tumbas de sus padres. No podía describir el sentimiento… una especie de rabia, con dolor y un millón de encrucijadas cruzaban su ahora destrozado corazón.

Su respiración entrecortada, y los espasmos a causa del llanto no lo hicieron prever a la persona que se aproximaba.

-Odio los cementerios… y más la gente estúpida que llora junto a las tumbas. Mierda, que sentimientos tan inservibles…

El rubio levantó la vista al oír aquellas palabras y justo a su lado se había aproximado una persona.

Un traje negro, sus zapatos brillantes, su acento británico, sus cabellos cobrizos y unos excepcionales ojos verdes que ahora rodeaban con rapidez, para luego volver a observar la tumba.

- No te conozco, piérdete… - gruñó Alfred secando sus lagrimas, mientras captaba la pesada mirada con la que era observado.

- ¿Son tus padres? – cuestionó el británico sin prestar atención a las palabras dichas por el menor.

Este, sin ponerse de pie (ya que el miedo a que el mayor notara el ridículo temblor que vendría seguido de ello) sólo levantó la vista con duda y cierta molestia

-¿Quién eres? ¿Amigo de mis padres, de mi familia? Porque si es así,  el funeral acabó así que puedes irte.

- ¿Y tú? ¿Vas a quedarte aquí llorando?... Que mierda… ¿Crees que lograrás algo mágico con ello?

El menor empuñó sus manos resquebrajando parte del pastizal, sus labios tiritaban a causa de las dolorosas palabras que atravesaban sus oídos.

- Lo he perdido todo, no tengo nada más que los restos de algo que ya no existe… - su voz se quebró – y tu vienes a… a burlarte de mi? – este levantó su mirada y sus ojos bañados en lagrimas se fijaron en los del mayor.

Arthur titubeó y desvió el rostro esta vez con más seriedad.

- Si esto no te mata… te hará más fuerte.

Los ojos azules se abrieron con impresión ante lo dicho por el inglés

- Y no lo has perdido todo, tienes aire en tus pulmones, y un corazón latiendo – Arthur se fijó esta vez en el muchacho que aún sostenía su mirada ante el – y tienes piernas con las cual levantarte.

Esta vez le extendió su mano, que el muchacho sin deshacer su mirada consternada la recibió

-Así que ponte de pie… y sigue adelante

Alfred, una vez de pie, secó sus lágrimas con sus puños y sin contenerse abrazó al británico, quién sin esperarse aquello (y tampoco la gran fuerza del menor) lo recibió y se mantuvo inmóvil.

Era extraño, no incomodidad… si no, una especie de vulnerabilidad a la cual no estaba acostumbrado, una especie de calor humano al cual no estaba acostumbrado.

Frunció el ceño y levantando sus brazos, con cierta torpeza correspondió el abrazo del muchacho que ahora lloraba aferrado a su pecho.

Sabía que lo que vendría  sería mucho más doloroso y complicado que eso y de una u otra forma no sabía cómo hacer para que aquel muchacho lo entendiese. Claro, con aquella conversación en el avión, ni él tenía muy claro lo que realmente vendría.

Flash-back

- Haber deja recapitular… - sugirió algo aproblemado Arthur sentado junto a Ludwig en la primera clase de un avión en vuelo – Se supone que un grupo de demonios, entre ellos Antonio, asesinaron a una pareja de ricos estadounidenses, por razones que desconocemos y por lo mismo ahora debo proteger al hijo de esta pareja para que no caiga en las manos de estos mounstros? – el ingles al terminar tomó una bocanada de aire para luego observar al alemán con duda.

-Sí, sin dejar de lado que aún no sabemos la razón por la cual estos demonios querrían a este joven.

Arthur restregó su rostro algo molesto.

- ¡Bloddy hell! Y peor, aun no veo la razón por la cual tendríamos que ir al funeral de estas personas.

- No seas insensible Arthur, además, aprovecharemos de constatar la situación actual del muchacho y sus cercanos.

El británico bufó para luego recordar algo importante. Realmente no le importaba mucho su actual misión, había cosas mucho más profundas de las cuales quería obtener respuestas.

-Ahora bien, tú dijiste que me explicarías lo del segundo ángel…

Ludwig enarcó una ceja, odiaba la enorme curiosidad del ingles y claro, lo insistente que podría llegar a ser cuando aquello no interfería con su orgullo.

- Esta bien, te lo explicaré. Aunque no se mucho del tema…

Arthur sonrió complacido

-Lily no es el único ángel del cual tenemos conciencia.

La azafata se detuvo junto a ambos hombres y con cierta mirada risueña les ofreció cosas de beber y comer. El británico algo molesto por la interrupción, negó con la cabeza a la espera que la joven decidiera retirarse. Al hacerlo, Ludwig prosiguió

- Hace algunos años, después del encuentro de lily, nos llego una información que era extrañamente parecida a las características de esta niña – Ludwig tomó su portafolios y sacó unos papeles, y entre ellos uno se lo entregó al ingles.

- La información nos llegó de la isla de terranova, en Canadá. En un lugar rural y poco habitado, se había visto arrastrado por el mar a un niño. Las personas alertadas por el hecho, pensaron que era víctima de un naufragio y fueron en su búsqueda.
Arthur leyó las hojas, la cuales eran las portadas de un diario que comentó el hecho.

-Actualmente ese niño, vive adoptado por una familia de la zona.

- ¿Qué? – El inglés le devolvió las hojas a Ludwig – ¿Y por qué no fueron a investigar?

-No fue necesario. Lily nos confirmó la venida de este ángel.

-¿Y entonces porque no fueron en su búsqueda? – cuesntionó esta vez con un tono de obviedad

- No comprendo muy bien –murmuró el alemán levantando su mano para rozar su barbilla – fue algo que lily dijo lo que hizo a Vash desistir de la búsqueda. Algo respecto a ese niño…

-No… no entiendo…

- Yo tampoco Arthur, lo que se, es que Lily le pidió a Vash que dejáramos pasar un tiempo antes de ir a buscarlo, que se adaptara, que generara lazos. El punto es que ahora es imprescindible que ese joven llegue a salvo a Japón…

 Fin flash-back

El británico se aventuro a posar una de sus manos en los cabellos del muchacho, rozándolos, intentando calmarlo, mientras una repentina lluvia se abría paso entre las grises nubes de ese día.

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El Frances, una vez fuera del aeropuerto pudo distinguir el auto del cual Vash le había hablado. El conductor al constatar la presencia de Francis le hizo una seña, y con una pequeña reverencia abrió la puerta del auto.

El rubio entró, y sobre el acolchado asiento del auto se encontraba un sobre sellado, este lo tomó y sacó los papeles.

- Interesante – murmuró separando uno de ellos, y mostrándoselo al conductor. – Tenemos que ir a este sitio.

El hombre lo recibió y asintió.

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Sobre un asiento de cuero unos ojos de un extraño color lila observaban al ser frente a él, con una postura desinteresada y los brazos cruzados.

- ¿Sabes? Como que no me nace… Digo, ¡Que aburrido!, como que no sé tú, pero yo si tengo cosas que hacer! – respondió este haciendo varios movimientos con sus manos y rodeando los ojos.

Iván sin deshacer su típica sonrisa habló nuevamente suspirando.

-Etto… no sé si me entiendes… pero si no lo haces tú, probablemente alguien más tendrá que hacerlo – aclaró entreabriendo sus ojos, constatando en la mirada ajena que ambos sabían muy bien a qué se refería con ese “alguien”.

El aludido curvó sus labios sin responder.

-eh… me-me llamaba.. Rusia-san? – murmuró un joven entrando a aquel salón pudiendo divisar por un segundo el extraño y divagante rostro del rubio frente a él.

-Fe- Feliks… - dijo acercándose a este y sosteniendo su brazo y haciendo leve movimiento para que este lo mirara.

El polaco entrecerró sus ojos y miró por última vez al demonio de cabello gris para luego con su típica sonrisa encarar al castaño.

- ¡Tooooris! – El rubio tomó el brazo de su acompañante y con un gesto divertido lo balanceó – Haremos un viaje!

-¿U-un viaje? ¿Po- por qué? – cuestionó este sobresaltado.

- Ay, no te hagas! Por que Japón está requeté aburrido! – rezongó guiando a Toris a la puerta de salida.

- Espero que hagas las cosas tal y como te las pedí... Feliks… Es muy importante…

El polaco se detuvo frente a la puerta ante lo dicho por el demonio de ojos lila y girándose habló con un tono burlón.

- Me sorprende Iván, o sea, tú que me conoces hace tanto, me ofendería que no confiaras en el gran Feliks.

Iván le devolvió la sonrisa y asintió.

-Es- espera Feliks…! Yo no..!

Pero el rubio caminaba con una sonrisa sin prestar atención a las protestas de un desconcertado castaño.

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 Llegamos, este es el lugar, indicó el chofer deteniéndose en un sitio bastante rural, las casas apartadas por grandes campos, y esa en especial tenía un toque antiguo pero sin dejar de lado los lindos colores y el gran jardín que la adornaba.

Francis se bajó del auto y este se retiró. Seguido de ello se quedó observando el lugar y su mirada se fijó precisamente en una mujer, de bastante avanzada edad saliendo del hogar para regar las plantas.

La mujer observó al francés algo extrañada. Era evidente que no era de ahí, ese traje negro y ese maletín no era el atuendo de alguien que viviese por esos lados.

El rubio se acercó mostrándole una gran sonrisa y luego habló intentando dejar intachable su experto inglés

- Buenos Días, estoy buscando a la familia Williams…

La mujer algo desconfiada asintió.

-Aquí es, yo soy Eileen Williams, y mi esposo es Raphael Williams. ¿Qué se le ofrece?

El francés se sorprendió al encontrar ese cierto tono de preocupación en la voz de la mujer, como si ocultara algo importante.

-Mucho gusto, yo soy el médico Francis Bonefoy, he viajado muchas horas para llegar aquí, me alegra mucho encontrarlos – dijo con un tono algo más sereno.

La mujer pronto se sintió al turbada por haber hablado en ese dejo tan poco gentil siendo que era un médico (los medico eran muy queridos en esa zona por su gran confianza y solidaridad) y más aun al oír del largo viaje que este había tenido.

- Oh.. y a que se debe su viaje? – cuestionó esta vez con más tranquilidad

-Pues, me encantaría que pudiésemos pasar a su hogar para conversarlo de mejor manera – sugirió el rubio entrecerrando los ojos – su esposo se encuentra…?

-No, no, pero está por llegar, fue a hacer unas compras. Pase – finalizó abriendo un pequeño puertilla de madera que daba al jardín.

Una vez ambos adentros la mujer se dirigió a la cocina.

-¿Desea beber algo? Un poco de café, té.

-Un té estaría bien – asintió Francis conmovido por la linda decoración y ambiente de esa casa. Era un lugar a primera vista, muy acogedor, todo de maderas y tonos oro, le daba una sensación aún más grata sin salir de lo humilde.

La mujer lo preparó y en una linda porcelana le sirvió al hombre quién había tomado asiento en una silla del hermoso comedor de madera.

- Que hermoso lugar, a juzgar por la distribución de las cosas no deben tener niños… - comentó el recién llegado

La mujer trago saliva y pestañeo varias veces.

-eh, bue-bueno… si tenemos un niño… pero ya está grande… -dijo entre cortado sin mirar al presente.
- Matthew… Matthew Williams – dijo el rubio observando una fotografía

La mujer asintió para luego mirarlo sobresaltada

-¡¿Co-como sabe el nombre de mi hijo?!

- Es eso de lo que quería hablarle… he viajado desde muy lejos a causa de su hijo. – dijo este con seriedad.

-No sé de que está hablando! Explíquese!

-Hace 12 años… un niño fue encontrado en las cercanías de este lugar…

La mujer abrió los ojos y entreabrió los labios enternecida

- poco tiempo después nadie volvió a saber del… - Francis levantó la vista – ¿Ustedes lo adoptaron cierto?

Aquella se echó hacia atrás en el asiento y tapando su boca asintió.

- ¡Lo- Lo hicimos por su bien…! Nosotros no teníamos hijos y el… ¿Usted puede entenderme cierto? ¿Lo habría dejado a la deriva? – dijo entrecortado la mujer levantando algo la voz.

- tranquila – asintió el francés sosteniendo ambas manos de la señora – y creo que ustedes saben mejor que el… no es un niño normal.

De los ojos de la mujer brotaron algunas lágrimas.

-Nosotros siempre hemos hecho lo mejor por el… aunque no seamos sus verdaderos padres…

-Lo sé. Lo sé. Pero la enfermedad que él tiene es muy delicada. Muy pocas personas en el mundo la tienen. Y Yo como médico al enterarme de esta situación, decidí venir en su búsqueda  para darle una oportunidad.

La mujer tragó saliva.

-¿Acaso usted conoce la enfermedad que lo aqueja? Imposible! Hemos consultados con todos los médicos posibles y ninguno podía darnos una respuesta! – las lagrimas no paraban de caer por las mejillas de la madre.

- Lo sé, conozco a algunos de los médicos con los que fue tratado, fueron algunos de ellos que me informaron de esto… por lo mismo pude venir aquí.

-No puedo creerlo – titubeó quedándose perpleja ante lo dicho por el hombre

– pero para eso deberá hacer un gran sacrificio…

- ¿De que habla?

-Las instalaciones y todos los implementos para curar aquella enfermedad están en Japón. Por lo tanto…

- Usted me está pidiendo algo imposible – murmuró esta sacando un pañuelo de su falda para secar sus lagrimas.

-Es por el bien de su hijo. Esto no tendrá costo. Si nos deja tratarlo no sólo lo salvaremos a él, también podremos hacerlo a los futuros niños para que no tengan que pasar por esto. Nunca…

La mujer tapó su rostro negando con la cabeza, sollozando sin detenerse, cuando el sonido de la escalera la alertó

- Mama… yo quiero hacerlo… No quiero que ustedes sigan sufriendo por mi… -El  muchacho de ondulados cabellos oro, sostenía con sus delgadas manos un oso de peluche.

Francis se quedó asombrado ante el angelical rostro y el delicado tono de voz.

La mujer se puso de pie y al aproximarse a su hijo se hincó y lo abrazó sin dejar de llorar.

-Matthew, tu sabes que hemos hecho todo por ti… no podemos obligarte… ahora es tu decisión…- esta tomando el rostro de su hijo adoptivo lo acercó y beso su mejilla- pero nunca olvides que te amamos y nunca dejaremos de hacerlo…

-Voy a hacerlo mamá… iré a Japón…

De pronto el celular del recién llegado emitió un sonido.

-Lo siento… debo contestar, permiso.

El francés salió y contestó

-¿Tienes al ángel? – cuestionó la voz de Vash al otro lado.

- Creo que si… - murmuró este apartándose un poco de la entrada para no ser oído

-¿Como que creo que si? – Vash se escuchaba bastante molesto- ¿no sabes lo importante que es esta misión?

- Acabo de ver algo demasiado celestial mon ami vash – el aludido carraspeó impaciente – y estoy confiando en mi capacidad para falsear la verdad.

-  Confía en ella y en que si no llegas acá con él vivo. Despídete de tu vida y la de cientos de personas.

- Oh la la! eso suena amenazador! – dijo divertido el francés notando que la llamada había sido cortada.

Este guardó su celular y una brisa extraña lo hizo darse vuelta. Era un mal presentimiento.

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Perdon de nuevo por tardarme por eso les hice un capitulo algo más largo c:
Ya, ya xd si sé que la parte de arthur y alfred me salió muy full metal alchemist :c pero conste que me dí cuenta una vez que ya había escrito todo, así que soy inocente c: xd
Otra cosa y esto si es una aclaración -no la dije antes por que sería spoiler xd - a diferencia con la serie hay algunos personajes que los voy a desvincular para hacer la historia menos complicada y a mi gusto xd En el caso de Alfred y Matthew en mi historia NO SON HERMANOS no tienen ningún vinculo, más que el que los una a medida que se junten en la historia.
Otra cosa, no sé por que en algunas partes del texto se me cambia la fuente, en verdad se ve super feo y me encantaria que si alguna sabe me lo dijera para corregir *.*
Eso por el momento. si tienen preguntas - obvio que no interfieran con la historia y la trama- xd puedo responderlas xd 

Os amo lalalala!